A las 9:00 de la mañana dejaron la volqueta, que recogía habitualmente la basura en la población, parqueada al frente del almacén de variedades que ocupaba el primer piso de un edificio de cuatro plantas donde funcionaba el Hotel El Pescador y diagonal a la estación de Policía, ubicada en la calle del Comercio, de esa localidad, que al ser activado el explosivo las 9:05 de la mañana, dejó dos cuadras enteras de la población derruidas y nueve muerto y 53 heridos, en su gran mayoría atendidos en el hospital regional Antonio Roldán Betancur, de los cuales ocho se hallan en estado crítico y cuatro de ellos fueron trasladados a Medellín.

Entre los escombros, los organismos de socorro buscan a los niños Norman Largo, de 12 años, y Carlos Moná, de 6.

Según los dueños de las edificaciones afectadas el atentado les dejó pérdidas materiales por 1.500 millones de pesos.